Este taller se caracteriza por desarrollar las habilidades sociales de quienes lo conforman, a través de un ambiente de confianza.
Durante abril se abrió el Club LEGO, iniciativa organizada por la unidad de inclusión del Centro de Apoyo al Desarrollo del Estudiante CADE de la Universidad de Concepción, y que tiene por objetivo fomentar el desarrollo de las habilidades sociales de quienes integran este espacio.
El taller se desarrolla a través de la construcción de figuras con Lego hechas por sus participantes y se divide en dos niveles: el Club Lego A y el Club Lego B. El desarrollo de ambos está basado en la legoterapia, la cual utiliza los bloques LEGO como instrumento de sociabilización entre personas que tienen dificultades a la hora de relacionarse con otros.
“El Club Lego está dirigido principalmente a estudiantes dentro del espectro autista, sin embargo, no es exclusivo para ellos porque también puede ser beneficioso para estudiantes que presentan otro tipo de condiciones o con enfermedades de salud mental que impacten sus habilidades sociales”, señaló Mónica Hevia Fredes, psicóloga de la unidad de inclusión del CADE a cargo de guiar este taller.
Y es que el Club Lego es un espacio creado para que, quienes lo conforman, logren desarrollar herramientas para poder relacionarse con las demás personas, lo que se refleja en el nivel de satisfacción del estudiantado participante de la actividad: “las y los estudiantes reportan que se sienten mucho más seguros a la hora de, por ejemplo, enfrentarse a los trabajos en equipo y que, las habilidades que van adquiriendo al participar en el taller, pueden extrapolarlas al contexto real, o sea, por ejemplo, dicen ‘yo antes nunca me atrevía a conversar con mis compañeros de carrera, y ahora me atrevo a hablarles, me atrevo a yo ser el que va a iniciar un poco esta comunicación’“, señaló Hevia.
Un club con dos niveles
Al ver que las y los estudiantes ya lograban sus objetivos dentro del Club Lego, surgió la idea de implementar un “Club Lego B”, el cual se adapta a las nuevas necesidades que surgen respecto al avance de su vida académica.
“Quienes ya pasaron por otros ciclos de Club Lego necesitan también desarrollar otras habilidades sociales, más avanzadas o complejas, que les van a beneficiar en niveles superiores de formación, por ejemplo, en sus prácticas profesionales, defensa de tesis o exámenes de título y, ojalá, en su etapa de inserción al mundo laboral”, asegura Hevia.
Bajo esta lógica, cada nivel del club Lego funciona distinto. En el club LEGO A, sus integrantes deben cumplir tres roles: el constructor, el ingeniero y el proveedor de piezas. Estos papeles cumplen distintas funciones las cuales tienen por objetivo el desarrollar distintas habilidades sociales. Por ejemplo, el ingeniero es el encargado de dirigir la obra de construcción de Lego, lo que desarrolla habilidades de liderazgo conlleva a que este sea líder, mientras que los otros dos participantes deben seguir las órdenes entregadas por el primero.
En tanto, en el Club Lego B, se desarrollan habilidades más avanzadas. En este taller las y los estudiantes que quieran dirigir la obra, presentan un proyecto a realizar con los LEGO, y uno de estos será seleccionado para construir. Aparte de ensamblar las piezas, también deben grabar y generar un cortometraje en stop-motion de este proceso.
El juego como terapia
Este taller, que comenzó a impartirse en la Universidad desde el año 2022, se basa en la Legoterapia que, de acuerdo a lo indicado por la psicóloga Mónica Hevia “nace a partir de la práctica clínica del psicólogo Daniel LeGoff, quien comienza a darse cuenta de que, en su sala de espera, los chicos que él atendía y que estaban en el espectro autista, empezaban a conectar entre ellos en torno a la construcción de LEGO”.
Y es que mediante el juego con roles se logra que las y los participantes adquieran una personalidad que necesita del trabajo con sus pares, por lo que, mediante la repetición de estas acciones, integran el desarrollo de sus habilidades sociales las cuales se extrapolan a la vida cotidiana.
A su vez, Hevia comentó que al trabajar en equipo e iniciar conversaciones para desarrollar sus proyectos, quienes participan de este taller se sienten más competentes a nivel social, lo que les permite, en algunos casos, generar vínculos de amistad dentro del grupo.
“Siempre les digo a los participantes de los talleres, que la construcción con LEGO es una excusa finalmente, es como el medio que tienen para reunirse en torno a sus intereses, y en este caso, a un interés común, que les lleva a construir y desarrollar habilidades en un medio que es un poco más natural”, señaló Hevia.
Finalmente, destacó que el LEGO es un interés común, que los beneficios de participar en esta instancia no solo son observados por sus participantes, sino que también han recibido comentarios por parte de la comunidad docente, que ven de buena manera las nuevas competencias que adquieren sus estudiantes.
Un espacio seguro
La encargada del taller afirmó que este es un espacio que ofrece un ambiente de seguridad para sus participantes: “El taller es un espacio seguro, y esto es algo que les recalcamos al iniciar el taller, reforzando que esta es una zona de confianza y un espacio para ser quien ellos quieren ser o quienes son”.
“Las personas que forman parte de esta instancia pueden evitar el masking o pueden hacer stimming tranquilos, sin la necesidad de aparentar”. El primero de ellos, comenta Hevia, es algo que provoca agotamiento mental en las personas autistas. Por eso, uno de los principales objetivos es que este sea un lugar de libertad para ellas y ellos.
Este taller no solo llama la atención de quienes presentan desafíos en habilidades sociales, sino que otros estudiantes que no presentan alguna condición dentro del espectro, también han manifestado su interés en participar.
Si bien es un club universitario, el impacto a llegado fuera de la institución, y es que la encargada del taller comenta que recibe correos de madres que preguntan si sus hijos pueden participar sin ser parte de la Universidad de Concepción.
Al respecto, Hevia indicó que: “ojalá pudiesen participar más personas. Para nosotros es importante la convocatoria que tiene esta actividad porque, si lo piensas, durante una hora podemos beneficiar a muchos estudiantes, entonces les diría que ojalá, si conocen personas o estudiantes autistas de la Universidad de Concepción, o que tienen necesidad de mejorar sus habilidades sociales, que se contacten con nuestra unidad para que puedan participar de este taller porque les va a traer, yo creo, solo beneficios”.