La profesora Karin Reinicke del Departamento de Biología celular de la Facultad de Ciencias Biológica realiza un repaso de su carrera y comenta la importancia de mantener una buena relación con los estudiantes.
1.- ¿Cómo fueron sus inicios en el área académica en la Universidad?
En realidad no tenía claro si mi camino era quedarme en la universidad, pero me ofrecieron un cargo en el departamento de Histología y Embriología del entonces Instituto Médico Biológico (ahora departamento de Biología Celular de la Facultad de Ciencias Biológicas). Así a partir de 1978 mis docentes se transformaron en colegas, y yo la única docente mujer entre profesores varones, la mayoría de ellos cirujanos-dentistas.
Por otra parte, no fue para nada fácil realizar actividades docentes a estudiantes con los cuales nos separaban solo algunos años de edad, sin embargo el apoyo de colegas y la experiencia obtenida en la Pontificia Universidad Católica, fueron importantes para iniciar la vida académica en el ámbito de la docencia e investigación.
Esta última se impulsó en el departamento de manera significativa con la llegada del Dr Francisco Nualart en el año 1990, cuyo trabajo conjunto fue el comienzo de una labor muy fructífera y que atrajo a un número importante de otros académicos investigadores.
En relación a la actividad docente, a pesar de no tener mayor conocimiento respecto del proceso de enseñanza–aprendizaje y de la diversidad en estrategias pedagógicas a aplicar, mi norte, desde un comienzo fue: “no defraudar a los estudiantes y ayudarlos en el proceso de aprendizaje, como yo habría deseado lo hiciesen conmigo”.
2.- ¿Qué podría destacar de su trayectoria como docente?
Si bien uno siempre podría haber hecho las cosas mejor, hay muchos factores que influyen y pueden llegar a ser determinantes en el día a día. Durante muchos años estuve formando parte de grupos de investigación de nuestra facultad, que me apasionaba, y cuyo trabajo quedó plasmado en publicaciones científicas.
Sin embargo, la docencia siempre ocupó un lugar muy relevante en mi quehacer, puesto que se trata de la formación de jóvenes que llegan con inquietudes e ideales, y además necesitaba ser coherente con la meta que me había propuesto de influir positivamente en su formación. Con esa finalidad he estado capacitándome permanentemente en distintos ámbitos de la docencia, a través de talleres, cursos, programas de posgrado, en esta y otras universidades. Esto a su vez ha dado lugar a trabajos de investigación realizadas con colegas del departamento y de la facultad, lo que me ha permitido a su vez, comunicar resultados en jornadas, congresos nacionales e internacionales.
Haciendo hoy día esta reflexión, me siento contenta porque ahora veo que las decisiones tomadas fueron acertadas, y la entrega coronada por el agradecimiento y afecto de estudiantes de muchas generaciones de distintas carreras, el reconocimiento de mis pares y de la propia institución.
3.- ¿Qué diferencias observa entre los estudiantes de antes y de hoy?
No creo en que todo tiempo pasado fue mejor, sin embargo, a los docentes con años de trayectoria, no siempre nos es fácil comprender y sintonizarnos con las motivaciones de nuestros estudiantes. Estamos conscientes que el mundo cambia en forma vertiginosa y que los medios de comunicación inciden en las conductas y toma de decisiones de los jóvenes. Así, en el contexto de su formación, preocupa el deseo de lograr metas a corto plazo y con poco esfuerzo, lo que no coincide con la propuesta de una formación sólida que tenemos para ellos, los docentes.
Debemos hacer esfuerzos para encantarlos en su propio proceso de aprendizaje y conectarlos permanentemente con la relevancia del conocimiento que están adquiriendo. Por otra parte, es notorio el individualismo que se da entre los ellos, en lugar de anhelar el crecimiento personal y apoyar a compañeros que lo requieren, está el éxito individual y la competencia.
4.- ¿De qué forma impacta un docente en la formación de sus estudiantes?
Esta pregunta encierra un ámbito muy importante de nuestro quehacer diario. Sinceramente pienso que el mejor curso “on line” no es capaz de reemplazar la relación “estudiante-docente” que podemos llegar a establecer en el contacto directo.
Nosotros, como seres sociables necesitamos de la ayuda, guía y también el afecto de los más cercanos. En la etapa de formación en la que están los jóvenes, nosotros somos un referente para ellos, no solo en la experticia disciplinar, sino que en lo que somos y reflejamos como personas, y el apoyo que les podemos brindar en esta etapa importante de sus vidas. Es quizás esto último con lo que se quedarán y nos recordarán como adultos. Al inicio de cada semestre les digo a mis estudiantes, que mi objetivo principal es “que al término de la asignatura sean mejores personas y más felices”.
En relación a lo anterior, no puedo dejar de compartir la emoción que sentí, hace muy poco, cuando un grupo de estudiantes me esperó a la salida de una clase, para comunicarme que por unanimidad, me habían elegido como “docente-integral”. Esto además acompañado de un significativo obsequio y una hermosa carta, que guardaré con mucho cariño y cuyo gesto no olvidaré jamás.
5.- ¿Qué consejos le daría a un profesional que está iniciando su carrera en la docencia universitaria?
La actividad académica se ha hecho cada vez más exigente, e involucra el compromiso del docente en diferentes áreas, de las cuales una de ellas es la docencia, que es tremendamente relevante ya que se trata de la formación de profesionales, que con responsabilidad, la universidad entrega a la sociedad. Por lo tanto les diría a mis jóvenes colegas que todo lo que hagan o dejen de hacer es importante en la etapa del proceso de formación de los futuros profesionales. Para ello es fundamental, además de la actualización constante en lo disciplinar, el perfeccionamiento en las distintas áreas que implica el proceso de enseñanza-aprendizaje. Si bien el estudiante puede adquirir la información fácilmente, nosotros debemos guiarlos para que pueda generar su propio conocimiento. Ser “docente” es mucho más que entrar y salir de un aula, es entregarles gran parte de nuestros desvelos y de lo que somos, para que sean felices y mejores personas, …. pero vale la pena.