¿Cómo fueron sus inicios en el área académica en la Universidad?
Llegué a estudiar Bioquímica a la Universidad de Concepción en el año 1970. Durante los últimos años de mi carrera tuve la oportunidad de desempeñarme como Ayudante Alumno en el Departamento de Análisis Instrumental de la Facultad de Farmacia, lo cual me permitió compenetrarme y motivarme por dicha área, incentivado por los profesores, que desde la creación del Departamento le dieron una impronta particular a las asignaturas, pioneras para su época.
Mientras realizaba mi trabajo de título en el Departamento de Polímeros del entonces Instituto de Química, ingresé el 1° de mayo de 1975 como Instructor al Departamento de Análisis Instrumental.
Luego gané una beca del Servicio Alemán de Intercambio Académico (DAAD) para hacer mi Doctorado en Ciencias Agrarias, en la Universidad de Kiel, Alemania, retornando al Departamento de Análisis Instrumental en julio de 1980, donde me desempeño hasta el día de hoy.

¿Qué podría destacar de su trayectoria como docente?
He procurado dar a mis estudiantes una formación rigurosa y sólida en los aspectos fundamentales del Análisis Químico Instrumental, con un fuerte énfasis en la enseñanza basada en la resolución de problemas, teniendo como objetivo que el alumno haga suyas las herramientas teórico-prácticas que le permitan abordar cualquier problema analítico, seleccionando en forma crítica la metodología apropiada para resolver la tarea encomendada.
Así los profesionales formados poseen habilidades y competencias que les permiten insertarse y desarrollarse en diversos campos del quehacer profesional y adaptarse a los cambios del mundo laboral actual.

¿Qué diferencias observa entre los estudiantes de antes y de hoy?
Sería un grave error tender a generalizar. Siempre ha habido y habrá estudiantes motivados por lograr una formación sólida, reflexionar más allá de repetir lo ya dicho en clases, razonar y resolver nuevas situaciones con las herramientas adquiridas. Ese es un círculo virtuoso, pues ello a su vez motiva al académico a dar más de sí en pro de sus alumnos. No debemos olvidar que en un muro del hall de nuestra Facultad está escrito desde hace décadas que “Sin verdad y esfuerzo, no hay progreso”, lema acuñado por nuestro primer Rector, Enrique Molina Garmendia. Sin embargo veo con preocupación, que hoy una parte de los alumnos claman mucho por sus derechos, dedicando menos esfuerzo a sus deberes, pero a fin de semestre, cuando ya es muy tarde, vienen a preocuparse de salvar su asignatura a como sea. Con eso no digo que vivan sólo para estudiar. Yo tampoco lo hice, pero el trabajo del alumno debe ser sistemático y riguroso durante todo el semestre para que sea fructífero y exitoso, lo cual conlleva a la satisfacción personal y fortalece al individuo en su autoestima, lo cual le servirá no sólo para aprobar una asignatura, sino para la vida.

¿De qué forma impacta un docente en la formación de sus estudiantes?
Procurando que los estudiantes razonen y resuelvan situaciones con los elementos que se le entregan. Aprender solamente de memoria, sin comprender los fundamentos, hoy más que nunca no tiene sentido, más aún en una época en que las máquinas almacenan y buscan en forma mucho más eficiente que nosotros el conocimiento. Nuestro desafío es como buscarlo en forma apropiada y como relacionar distintos aspectos para resolver situaciones nuevas, que además van cambiando en el tiempo.

¿Qué proyectos espera concretar en el futuro?
Completar en forma exitosa algunas iniciativas actualmente en marcha, como el estudio de los vinos obtenidos de cepas ancestrales, como la uva País en nuestra zona. Ello con el fin de brindar con técnicas analíticas instrumentales avanzadas un respaldo científico-técnico para el reposicionamiento de dicha variedad, apoyando así las iniciativas que diversos entes públicos y privados están impulsando. Otras iniciativas, habrá que evaluarlas en su momento.

¿Qué consejos le daría a un profesional que está iniciando su carrera en la docencia universitaria?
Le sugeriría que reflexione qué conceptos son realmente esenciales, que el estudiante debe comprender y manejar al término del capítulo o la asignatura que enseña, y centrar sus esfuerzos principalmente en esos conceptos. Aunque pequen de reiterativos, no funciona avanzar a temas más complejos si no están claros los fundamentos. Se puede ir variando el problema, se puede invertir la situación, plantearla con otros ejemplos, apuntando siempre a la comprensión de los principios básicos subyacentes. En resumen: Más formación, menos información, más aun sabiendo que hoy el ciclo de obsolescencia de la información es cada vez más corto.

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