El Doctor en Educación, Cristhian Pérez es el nuevo Subdirector de Docencia desde el inicio de la nueva administración del Rector Carlos Saavedra. En esta entrevista comenta diversos aspectos relacionados con su cargo.
¿Qué nos puedes comentar de tu trayectoria académica y de tu formación profesional?
Soy psicólogo egresado de la Universidad de Concepción y estudié gracias a la beca Enrique Molina Garmendia que otorga la misma universidad, lo que me hace estar muy agradecido y vinculado a la institución desde que decidí venir desde Calama a estudiar aquí. Tengo un magíster en Psicología con mención en Psicología Educativa, otro en Gestión Escolar y soy Doctor en Ciencias de la Educación. Apenas egresé, como tenía experiencia y conocimientos en investigación científica, lo que era algo poco frecuente en su época, empecé a trabajar como docente en programas de pre y postgrado de ciencias sociales, de la salud y educación en varias universidades de la Región, y en el año 2010 ingresé al Departamento de Educación Médica de nuestra Facultad de Medicina.
Ahora, desde mucho antes de egresar estuve vinculado a proyectos de investigación e intervención en competencias genéricas y procesos de adaptación académica de alumnos universitarios, lo que se convirtió en mi primera línea de investigación. Luego, en la medida en que empecé a hacer clases me empecé a cuestionar sobre cómo los profesionales como yo, que no tienen formación de pregrado como profesores, llegan a enfrentar su rol docente en educación superior, lo que derivó en mi segunda línea de investigación. Actualmente, trabajo en ambas.
¿Cómo asumes la tarea de ser el Subdirector de Docencia de la Universidad de Concepción?
Consciente de la tremenda responsabilidad que esto implica, porque la Dirección de Docencia vela por los procesos clave en la formación de los estudiantes de pregrado. Pero también motivado y esperanzado en poder aportar desde la experiencia que he ido adquiriendo en investigación y capacitación, y sobre todo desde las redes de trabajo en las que me he involucrado con otros equipos profesionales que se preocupan por la educación superior en las distintas disciplinas dentro de la Universidad.
¿Cuáles son los principales desafíos para este nuevo cargo?
En el marco de los desafíos de la Dirección de Docencia, el foco es siempre fortalecer la formación de los estudiantes de pregrado, mejorando los aprendizajes que éstos logran y velando por su bienestar. Con Carolyn, la Directora, estamos tremendamente de acuerdo en que un primer desafío es colaborar en el mejoramiento continuo de los procesos de evaluación general de la formación de pregrado, incluyendo currículum, prácticas pedagógicas, ambientes educativos y el éxito que logran los estudiantes. Para esto hay que asegurar que estos procedimientos cuenten con evidencias de validez y confiabilidad transparentes ante la comunidad universitaria, que efectivamente sean relevantes para la toma de decisiones académicas en la UdeC y que sean viables, esto es, que su aplicación no implique un desgaste innecesario de la comunidad ni sobrecarguen a sus miembros.
Otro desafío es extender la cobertura y el alcance de las actividades de desarrollo pedagógico que la Dirección realiza para los docentes, de manera que cada vez más docentes se sientan motivados por mejorar sus prácticas educativas y sientan que pueden contar con nosotros para ello.
En esta misma línea, un desafío que deberemos asumir es ir un paso más allá en el desarrollo pedagógico. Aunque hoy ya no se discute que, más allá de la experticia disciplinar, los académicos universitarios deben desarrollar competencias para planificar, enseñar y evaluar, creo que ahora también debemos hacernos cargo de que ser docente requiere promover ambientes positivos de aprendizaje. Los docentes deben ser capaces de generar con sus alumnos interacciones motivadoras, dialógicas y de respeto; erradicar del aula el maltrato en todas sus manifestaciones y ser capaces de convertir la diversidad de los estudiantes en una oportunidad. Hacer esto no es fácil, pero hay estrategias y estas estrategias se aprenden, y ahí la Dirección de Docencia tiene un rol importante que jugar.
¿Qué objetivos te gustaría concretar durante estos cuatro años?
En primer lugar, aumentar la cobertura de la Dirección de Docencia, en términos de la cantidad de docentes que participan en las actividades de capacitación que coordina la unidad y de alumnos que tienen la oportunidad de acceder a las iniciativas de apoyo académico y psicosocial del CADE, que depende de la Dirección.
En segundo lugar, identificar y fortalecer núcleos de reflexión docente en cada una de las Facultades y Escuelas de la Universidad. Aunque compartimos un modelo educativo común, las diferencias disciplinares entre las carreras de la Universidad de Concepción se traducen en matices importantes en la forma de entender y conducir la formación profesional. Esto vuelve necesario fortalecer a aquellos académicos que desde su área de ejercicio profesional manifiestan un interés destacado en reflexionar y mejorar la docencia, conectándolos dentro de cada disciplina y vinculándolos con especialistas en educación.
En tercer lugar, posicionar a la Dirección de Docencia como el eje de la reflexión en educación superior, no sólo de la Universidad de Concepción, sino de la Región. Nuestra Dirección tiene un equipo altamente competente y una amplia trayectoria en esta temática, por lo que creo que es importante potenciar la difusión de sus acciones dentro y fuera de la Universidad.
Como integrante de la nueva administración de la Universidad, ¿Qué les solicitó el nuevo Rector como metas principales para la Dirección de Docencia?
Una primera meta es fortalecer la comunicación interna de la universidad, para lo cual desde antes de asumir ya nos reunimos con los demás directores de unidad de la nueva administración. Esto implica conocer y comprender el trabajo del otro, identificar metas comunes y generar espacios colaborativos, para evitar la duplicidad de esfuerzos o desaprovechar la experticia de los demás. Puntualmente, en nuestro caso, esto también implica mejorar la forma en que la Dirección de Docencia comunica sus iniciativas y convoca a la comunidad educativa a participar de éstas.
Una segunda meta es lograr una mayor integración entre los tres campus, de forma que la Dirección de Docencia tenga una presencia e impacto equitativo en Chillán, Concepción y Los Ángeles. Por eso, desde que asumimos, con la Directora ya hemos ido dos veces a Los Ángeles, y esperamos la próxima semana ir a Chillán. La idea es conocer sus necesidades, las particularidades de su contexto y levantar propuestas que potencien equitativamente el desarrollo de los campus.
Y luego, como parte del trabajo de todas las unidades, favorecer instancias de desarrollo interprofesional. En este punto, con Carolyn, estamos convencidos en la necesidad de fomentar las actividades formativas para los alumnos de pregrado y las actividades de intercambio entre docentes donde converjan estudiantes y profesionales de distintas disciplinas, compartan desde sus experticias y se genere una fertilización cruzada de saberes. Pocas universidades en Chile tienen la posibilidad, como la nuestra, de garantizar espacios tan diversos para que esto ocurra y debemos potenciarlo.
¿Qué mensaje le puedes entregar a los académicos en relación a los lineamientos que asumirá la Dirección de Docencia?
Con Carolyn, compartimos la idea de que esto requiere gestionar una Dirección que no solo tenga las puertas abiertas sino que trabaje en terreno, donde la comunidad universitaria no sólo tenga que venir a nuestro edificio sino que nos vea colaborando en sus Facultades, compartiendo en sus reuniones e interactuando con sus docentes, estudiantes y funcionarios.
Los desafíos de la nueva administración, y de una unidad tan importante como la Dirección de Docencia, no se pueden atender sin el apoyo de toda la comunidad, así que queremos que los actores de la Universidad de Concepción vean en nuestra unidad a un equipo receptivo a las necesidades, opiniones y colaboraciones de todos.