El docente Manuel Barría es el Vicedecano de la Facultad de Ciencias Jurídicas y Sociales y en esta entrevista conversa acerca de los desafíos de su cargo, de la visión de los académicos y la relación con sus estudiantes.
¿Qué nos puede contar de su trayectoria en la Universidad, desde los inicios hasta hoy?
No puedo dejar de mencionar que provengo desde la ciudad de Puerto Aysén, una localidad de la undécima región de nuestro país, que estudié en el Liceo San José, que es particular subvencionado y que soy primera generación de mi familia en cursar estudios universitarios, algo del cual me siento profundamente orgulloso.
Entré a estudiar Derecho el año 1998 y desde ese momento, como estudiante y después como docente, he estado ligado casi ininterrumpidamente a esta Facultad. También, he desarrollado algunos cargos de administración universitaria, como Jefe de Carrera de Derecho, Director del Magister en Derecho Privado, Director de la Revista de Derecho y actualmente como Vicedecano.
¿Qué diferencias percibe entre la docencia de antes y la de hoy?
Creo que hemos avanzado desde una docencia que se plasmaba en la llamada clase magistral, a una más participativa. Lo que nuestros profesores nos enseñaban, hoy lo afianzamos con diversas técnicas, que seguramente las hemos incorporado, en atención a la creciente formación de postgrado que tenemos gran parte de la actual planta académica de nuestra Facultad. Cuando yo entré a la Facultad sólo 5 académicos contaban con grado de Doctor. Hoy somos más de 25 colegas con ese grado académico.
Esta formación repercute positivamente también en el aula, donde se fomenta la participación activa de los estudiantes, lo que también influye en su propia formación, mediante el análisis crítico, el razonamiento y la solución práctica que los abogados y administradores públicos debemos entregar, para la solución de un problema concreto.
¿Cómo son los docentes en la actualidad?
Sin perjuicio que siempre hay espacio para mejorar, la composición de nuestros académicos es variada. Como lo adelantaba, existe un importante grupo que tiene formación de postgrado, lo que implica que hemos avanzado también en otros aspectos relevantes, como la investigación y la formación de graduados en el postgrado. Pero además, siempre se ha reconocido y constituye un plus, el trabajo profesional de los docentes, que en muchos casos ejercen activamente la profesión de administradores públicos o abogados.
Nosotros formamos fundamentalmente abogadas, abogadas y administradores públicos, por lo que es importante que nuestros docentes, que ejercen la profesión en sus diversas facetas, sea como jueces, fiscales, defensores, funcionarios públicos, consultores o en el ejercicio libre de la profesión, con su experiencia, formen a los profesionales del mañana.
Ello es relevante, fundamentalmente para plasmar nuestros respectivos perfiles de egresados, con sólida formación académica, pero además con el componente práctico, indispensable para el desarrollo profesional de nuestros titulados.
¿Qué planes o proyectos tiene la Facultad para los docentes este 2018?
En la docencia de pregrado, promoveremos la participación de nuestros docentes en los perfeccionamientos que año a año ofrece la Dirección de Docencia, y que han repercutido positivamente en el aula.
Pero además, como administración queremos potenciar la publicación de trabajos académicos, incentivando la publicación de artículos en Revistas Indexadas en Wos, Scopus y Scielo. Es por ello, que recientemente el Consejo Directivo de nuestra Facultad, aprobó un plan de incentivo a las publicaciones en estos índices, que esperemos impacten positivamente también en el desarrollo de la docencia.
¿Cuál es el papel que cumple un docente en la formación del estudiante?
El docente, y en particular el universitario, tienen una tremenda responsabilidad, pues somos los encargados de la formación de los profesionales del mañana y en eso no podemos fallar. En el caso particular de nuestras carreras, la responsabilidad es aún mayor.
Los administradores públicos tendrán que ser capaces de gestionar en forma eficiente el trabajo de las instituciones del Estado, participar en los procesos estratégicos y en las políticas públicas que el país requiera.
Por su parte, abogadas y abogados tenemos también un desafío relevante, pues nos corresponde la importante labor de defender los derechos de las personas, donde están en juego valores tan relevantes como la libertad, la igualdad, la responsabilidad, la equidad, la búsqueda de la justicia y el bien común.
¿Qué consejos les daría a quienes recién se están iniciando en la docencia universitaria?
Llevo once años como académico de nuestra Facultad y el principal consejo que les puedo dar a quienes se incorporan como docentes es que nosotros nunca debemos dejar de aprender. Siempre tenemos que estudiar y por ello es indispensable que nos formemos a nivel de postgrado. La sociedad requiere de académicos de excelencia para la formación de nuestros estudiantes, y ello exige un aprendizaje continuo, no sólo en nuestra disciplina, sino que también en la docencia universitaria.
Creo que también es indispensable fomentar la participación, la reflexión y el diálogo constante y permanente con nuestros estudiantes, pues ello genera un clima de confianza recíproco, que repercute positivamente en los resultados académicos, del cual al final del semestre, uno como docente se siente sumamente orgulloso, con la satisfacción del deber cumplido.