La académica del Departamento de Farmacología de la Facultad de Ciencias Biológicas de la Universidad de Concepción, Dra. Romina Rojas Ponce, reflexiona sobre los desafíos de enseñar una disciplina compleja y transversal como la Farmacología, y comparte sus expectativas al iniciar su participación en el Programa de Iniciación Pedagógica (PIP), el cual está dirigido a docentes en sus primeros años de experiencia universitaria y es conducente al Diplomado en formación, aprendizaje y evaluación en educación superior de la Universidad de Concepción.
Con más de 15 años de trayectoria docente en la Universidad de Concepción, la profesora Rojas se suma este año al Programa de Iniciación Pedagógica con la convicción de que siempre hay espacio para mejorar y renovar la forma en que se enseña. Para ella, esta instancia representa una oportunidad valiosa para repensar y enriquecer su práctica pedagógica, particularmente en un área tan densa y transversal como la Farmacología.
“Uno de los principales aspectos que deseo fortalecer a partir de esta experiencia formativa es mejorar mi capacidad para diseñar estrategias de enseñanza centradas en el aprendizaje activo y significativo, especialmente adaptadas a los distintos perfiles profesionales de las y los estudiantes”, señala.
En ese sentido, destaca su interés en avanzar hacia metodologías más participativas y contextualizadas, que permitan vincular los contenidos con situaciones clínicas reales, fomentando el desarrollo de competencias profesionales duraderas. “Espero que el programa me entregue herramientas teóricas y metodológicas que me permitan enriquecer mis clases con simulaciones clínicas virtuales, casos integradores y recursos digitales interactivos, además de revisar críticamente la planificación de mis asignaturas para lograr una mejor coherencia entre objetivos, actividades y evaluación”, agrega.
La académica proyecta aplicar estos aprendizajes en su quehacer docente, con la expectativa de generar un impacto directo en la calidad del aprendizaje de sus estudiantes. “Como docente, aspiro a generar espacios formativos más significativos, que promuevan no solo la adquisición de conocimientos, sino también la capacidad de razonar farmacológicamente y tomar decisiones informadas en contextos clínicos diversos”, comenta.
Uno de los desafíos más persistentes en su trayectoria ha sido enseñar Farmacología a estudiantes de distintas carreras del área de la salud, como Medicina, Química y Farmacia, Nutrición, Obstetricia y Odontología. Esto ha exigido una permanente adaptación de su enfoque pedagógico y una sensibilidad especial para responder a las necesidades formativas de cada grupo. “Ha sido clave traducir los contenidos de forma que sean pertinentes, comprensibles y aplicables a sus futuras prácticas profesionales”, explica.
También identifica como un reto lograr que la Farmacología no se perciba solo como una acumulación de conceptos, sino como una herramienta crucial para la comprensión integral del paciente. “La carga horaria limitada y la gran cantidad de contenidos exigidos dificultan este propósito, por lo que el rediseño pedagógico y la priorización curricular son aspectos en los que quiero profundizar con el apoyo del PIP”, explica.
Al mirar su paso por la Universidad de Concepción, reconoce que su mayor satisfacción ha sido acompañar el proceso de aprendizaje de generaciones de estudiantes. “Verlos aplicar los conocimientos con sentido crítico en escenarios clínicos reales es, sin duda, uno de los frutos más gratificantes de esta labor académica”, expresa con orgullo.
Finalmente, subraya que su ingreso al Programa de Iniciación Pedagógica es una decisión coherente con su deseo de seguir creciendo como docente universitaria. “Esta experiencia reafirma mi compromiso con una enseñanza inclusiva y orientada al desarrollo de competencias integrales en nuestras y nuestros futuros profesionales de la salud”, concluye.